Nos enteramos de que en la conferencia DLD (Digital-Life-Design) de este año Jan Koum, fundador de la omnipresente aplicación de mensajería Whatsapp, ha anunciado que se dejará de cobrar el euro anual que se requería por el uso de su servicio.
Y esta noticia, que en principio parece de poca relevancia por lo bajo del importe, nos hace no obstante reflexionar una serie de cuestiones.
Por un lado, un euro puede parecer una cantidad irrisoria, pero una base de más de 900 millones de usuarios activos en todo el mundo (según ABC) nos hace multiplicar y ver de otra forma ese aparentemente irrisorio euro. Nos recuerda en parte a ese típico pensamiento de nuestra niñez en presencia de grandes multitudes ¿y si cada uno nos diera un euro? pues aquí pensamos algo similar, pero multiplicado por 900 millones al año. No es una cantidad desdeñable.
Según comentaba el propio Koum, dicho euro era contra todo pronóstico una barrera para muchos usuarios. Pese a lo nimio de la cifra, ponía en problemas a aquellos sin acceso a un medio de pago válido online. Y sin duda, un servicio de mensajería tiene salud en la medida en que tiene parque de usuarios. Este euro podría suponer pérdidas cuantitativas de usuarios, normalmente en detrimento de otras opciones que ofrecen servicios análogos (e incluso superiores) de manera totalmente gratuita.
Por otro lado, nos hace plantearnos ¿por qué otras vías se va a buscar esa financiación? si ya la unión con Facebook resultaba bastante intranquilizadora para muchos, es difícil resistir la tentación de atar cabos y ponerse en lo peor. No obstante, en la misma conferencia se han apresurado a asegurar que no se tiene pensado incluir anuncios (al menos a corto plazo). De procesar nuestra información para obtener beneficios no han comentado nada, me temo. Vagamente, han hablado por encima de un servicio a empresas para su comunicación con el cliente; veremos en qué queda la cosa.
No podemos evitar preguntarnos, por último, cómo afectará este cambio al estancamiento en el servicio de Whatsapp. A nadie que haya estado atento se le escapa que, de un tiempo a esta parte, la compañía ha mostrado una cierta desidia en innovación y oferta de prestaciones y servicios adicionales frente a otros representantes de la competencia. Algunos de ellos tan importantes como la propia seguridad y privacidad de la información que se intercambia (algo de lo que tiene que aprender mucho de Telegram) o incluso la adaptación a los mercados locales (como hace Line para el mercado oriental).
Veremos si con este cambio hacia un modelo gratuito no se agrava la política de poder permitirse ir a la zaga de sus competidores gracias a su situación dominante.
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